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Cannabis, resurrección de un fármaco “prohibido”

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Puro y suministrado con precaución, el cannabis “es una de las medicinas más preciosas con las que contamos”. En su publicación de 1890, el médico inglés Sir John Russell Reynolds elogiaba las propiedades terapéuticas de la planta originaria de la India. A tal punto que la prescribía, en forma de tintura natural, a su paciente más ilustre: la reina Victoria. Un poco más de un siglo después el cannabis (mariguana) se ubica en la lista de las sustancias prohibidas debido a sus efectos psicotrópicos. Droga devastadora y peligrosa para algunos, medicamento sin par en las farmacias, para otros, el cannabis vuelve a ser usado en tratamientos de graves patologías o de dolores crónicos. En Suiza, cada vez son más numerosos los enfermos y médicos que recurren a preparaciones con base en el cannabis y el THC, su principio psicoactivo. Renacimiento ligado al esfuerzo de algunos pioneros que swissinfo.ch presenta a través de la historia de cuatro protagonistas: un cultivador, un farmacéutico, un médico y una paciente. Cuatro figuras para ilustrar las virtudes y también los límites de una de las plantas medicinales más controvertidas de la historia.

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El cultivador

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“Digamos que estamos en Suiza oriental, cerca del lago de Constanza. Nada más”. Markus Lüdi no tiene nada que esconder ni teme a la policía. Sin embargo, el químico apasionado por la botánica prefiere la discreción. No quiere que sus plantas de mariguana de dos metros de altura atraigan la atención y prefiere mantenerlas lejos de los intrusos.

Dice que aquellos que tienen la costumbre de fumarse un cigarrillo de cannabis (“porro”), podrían sentirse atraídos. “Aquí, sin embargo, estarían desilusionados”. Las plantas contienen cerca de 5% de THC (tetrahidrocannabinol, el principio psicoactivo del cannabis), “una concentración demasiado baja para quien busca el efecto de la mariguana como droga”, explica Markus Lüdi, al recibirnos en su plantación al aire libre.


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Nos encontramos en el terreno de una empresa de investigación y desarrollo de materias primas vegetales. Aquí, un poco alejado de la ruta principal y del camping cercano al lago, Markus Lüdi alquila una parcela donde cultiva el cannabis. Entre sembradíos de maíz y de papas. Su idea, nos cuenta, ha sido siempre cultivarlo al aire libre. Sin pesticidas ni fertilizantes.

Atravesamos una cerca de metal. Protegidas con un plástico hay cerca de 200 plantas ya maduras de cannabis. Markus Lüdi está listo para la cosecha anual, con su bata blanca y sus guantes de látex.

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Las plantas son el resultado de una larga selección, explica Markus Lüdi. Más importante que la tasa de THC, es la relación entre este y otro principio activo del cannabis, el cannabidiol (CBD), subraya el especialista. “El THC es la molécula usada en medicina. Se trata de una sustancia estupefaciente. Una correcta dosis de CBD disminuye los efectos psicotrópicos”.

“Me decían que no funcionaría nunca”, nos cuenta Markus Lüdi, al recordar las reacciones a su decisión de apostar a una planta prohibida. Corría el fin de los años noventa y el químico bernés, empleado en una empresa que produce esencias vegetales, estaba convencido del potencial terapéutico y económico del cannabis.

Había un pequeño ‘boom’ de la mariguana, con nuevas indicaciones en el campo médico, señala. “Pensaba que la ley podría ser rápidamente modificada. Sin embargo, esperé más de diez años”. El cambio llegó en el 2008, cuando el pueblo suizo aceptó el uso médico del cannabis. Empero, hasta el 2011, cuando entró en vigencia la nueva legislación, Markus Lüdi obtuvo la autorización, la única en Suiza, para producir y vender la tintura de la mariguana.



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La legislación suiza prohíbe el cultivo, consumo y comercio del cannabis que contenga un componente de THC superior al 1%. Por encima de ese porcentaje es considerado un estupefaciente y para su eventual empleo se debe contar con una autorización especial.

En el 2008, el electorado suizo rechazó con un 63 % de los votos la iniciativa que proponía la despenalización del cannabis. Sin embargo, aceptó la nueva Ley federal sobre los estupefacientes, que introduce un empleo controlado y limitado de la mariguana con fines médicos (antes era solo para fines de investigación).

El Gobierno suizo y la mayoría de la Cámara baja del Parlamento consideran que se debe examinar, en el marco de un proyecto piloto, la factibilidad de una autorización de los medicamentos a base de cannabis.

El uso médico de la planta es legal y aceptado en diversos países de Europa (entre los cuales Alemania, Italia, España, Portugal y Gran Bretaña), en América Latina y en 23 estados norteamericanos. En cambio, es ilegal en la mayor parte de las naciones asiáticas y africanas.
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A media tarde, la cosecha está casi terminada. Markus Lüdi luce satisfecho: hay un quintal y medio de mariguana en la bodega. El olor punzante de la resina invade el aire e impregna la ropa. Luego de ser secada, la mariguana será transportada a un laboratorio de Burgdorf (cantón de Berna) para la extracción de los principios activos. El conjunto del proceso es simple, señala el químico. “Casi se podría hacer en casa”.
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Markus Lüdi cuenta con un permiso excepcional de la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP). Todas las estructuras que operan con el cannabis deben responder a criterios de seguridad y toda la producción es rigurosamente controlada. Es correcto que sea así, afirma el químico. Sacude sin embargo la cabeza cuando habla de la burocracia. Cultivar la planta madre, lanzar una nueva plantación, eliminar los residuos vegetales al concluir la cosecha... para cada fase de la producción se necesita presentar una solicitud, deplora.

No obstante, reconoce que la obligación de contar con permisos lo protege de aquellos que quisieran dedicarse a la misma actividad. Dice que sus “ideales” lo llevaron a trabajar con el cannabis. “Es una planta que puede aliviar a muchos enfermos graves”. A los 60 años espera, sin embargo, recuperar su inversión. El 2015 será el primer año en el que podrá vivir exclusivamente del cannabis. ¿De qué cifra hablamos? “Algunos cientos de miles de francos por año”, confiesa, para agregar de inmediato que “con la hierba nadie se hace rico”.
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El farmacéutico

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En el local donde antes se guardaban las bicicletas hay una gran actividad. Como cada tarde, Manfred Fankhauser y sus asistentes preparan los pedidos. La oficina de correos cierra en un par de horas y no hay tiempo que perder.

Sobre una mesa se ordenan los medicamentos elaborados con cannabis. Veinticuatro cajas para otros tantos pacientes de toda Suiza. La mayor parte contiene una solución a base de THC, el Dronabinol, un medicamento que Manfred Fankhauser prepara directamente en su farmacia de Langnau, en la región del Emmenthal (cantón de Berna). Además hay tinturas naturales elaboradas por Markus Lüdi, su socio. El cannabis actúa contra la náusea y el vómito en pacientes con tratamientos de quimioterapia. Estimula el apetito en los enfermos de SIDA y alivia los espasmos producto de la esclerosis múltiple, explica. “Los pacientes acuden a mí cuando los otros medicamentos no les resultan”.

En 2007, cuando comenzó con la mariguana, tenía solo cinco pacientes. Hoy son cerca de 600. Para hacer frente a las consultas de cada semana, Manfred Fankhauser contrató a una joven que se encarga de responder las llamadas. Y el depósito para las bicicletas, en la casa donde vive con su familia, ha sido transformado en una “oficina de mariguana”, protegida y con alarma. La materia prima, el THC puro, lo conserva en ampollas de vidrio que guarda en la caja fuerte.
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Afiche de 'Devil's Harvest', un filme de 1942 que sataniza el consumo de cannabis.
Afiche de 'Devil's Harvest', un filme de 1942 que sataniza el consumo de cannabis.
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Manfred Fankhauser, 52 años, es el farmacéutico que devolvió la mariguana a los estantes para su comercialización en Suiza. “Las propiedades curativas del cáñamo sativa son conocidas desde hace milenios”, explica Fankhauser, responsable de un curso sobre la historia de la farmacia en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.

Entre los años 1850 y 1950, en Suiza y en otros estados industrializados existían más de cien medicamentos elaborados con mariguana, recuerda.

Las dificultades de aprovisionamiento al final de la Segunda Guerra Mundial (la planta era cultivada en la India), la aparición de medicamentos químicos más estables y eficaces y la creciente tendencia a satanizar  la mariguana, que culmina en los años 60 con una prohibición a nivel internacional , decretaron el fin de su empleo. Manfred Fankhauser recuerda que “la ley suiza prohibía, para uso médico, todo lo que provenía de la planta”.






Afiche de 'Devil's Harvest', un filme de 1942 que sataniza el consumo de cannabis.
Afiche de 'Devil's Harvest', un filme de 1942 que sataniza el consumo de cannabis.
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Entonces, puntualiza, no se preveía ningún impedimento para las sustancias cannabinoides de origen sintético. Una brecha que en el 2007 le permite obtener la autorización para importar de Alemania el THC obtenido de la cáscara de limón.

Hijo de campesinos, Manfred Fankhauser pretende sin embargo, utilizar la potencialidad total de una planta “sin par en el mundo vegetal”. Su idea es un extracto natural hecho en Suiza. Una tintura de mariguana, como en la época de la reina Victoria. A diferencia del Dronabinol, la tintura contiene no solo THC sino todos los principios activos del cannabis, subraya.

El encuentro con Markus Lüdi y la entrada en vigencia de las nuevas leyes sobre los estupefacientes, en julio del 2011, marcan el inicio de un éxito inimaginable.

Desde entonces es conocido como el “farmacéutico de la mariguana”, señala divertido. Y en su farmacia de Langnau –un establecimiento normal del centro del país- se elabora la mayor parte de los medicamentos a base de mariguana distribuidos en Suiza.

Su motivación son los pacientes, subraya. “Cuando escuchamos a los enfermos tomamos conciencia de su gran sufrimiento”.










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Manfred Fankhauser no lo niega. La mariguana es una fuente importante de ingresos y hoy representa el 20 % de su facturación.

El precio es elevado, reconoce el farmacéutico. “Es sobre todo una cuestión de demanda y oferta: el cannabis continua siendo un producto raro” que, sin embargo, es cada vez más buscado: la competencia crece en Suiza y en el exterior y han aparecido otros preparados en el mercado, desde el espray bucal hasta el aceite de mariguana.

No es evidente fabricar un medicamento con la mariguana, advierte. Los costos de los análisis de laboratorio y el control de calidad y estabilidad del producto- son altos y el precio del THC que se importa para producir el Dronabinol es exorbitante: hasta 1 700 francos el gramo. Los gastos administrativos, dada la obligación de renovar ciertas autorizaciones cada tres meses, son además considerables y a pesar de una progresiva apertura, la estigmatización del cannabis se mantiene como un obstáculo, reflexiona.

Manfred Fankhauser es consciente de que no se puede actuar con ligereza. No se pueden cometer errores ni con las dosis ni con la expedición de los medicamentos. Sabe del control estrecho del farmacéutico cantonal quien a su vez, periódicamente, es llamado a justificar la utilización del cannabis ante políticos locales y autoridades sanitarias. La dificultad, lamenta, será siempre la de superar el tabú de la droga y establecer una clara distinción entre el uso recreativo y el empleo médico.


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El médico

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De joven probé galletitas de mariguana, y quise observar en algunas personas los efectos del té. “Una experiencia divertida”, recuerda el doctor Claude Vaney, que de inmediato se pone serio: “El efecto de la mariguana no es para mí. E incluso condeno el uso recreativo”. El Doctor en Neurología en la Clínica bernesa de Crans-Montana, en el Valais, no tiene dudas: “La mariguana es un medicamento”. A diferencia de la morfina, no provoca dependencia y no entraña un riesgo letal, subraya. Una sobredosis de somníferos puede matar, pero no un exceso de mariguana.

Fue un paciente suyo el que hace unos veinte años le hizo descubrir la mariguana. “Me dijo que para aliviar los dolores fumaba porros”, recuerda Vaney. Motivado en su curiosidad, el médico obtuvo fondos de la Confederación para estudiar los efectos del cannabis (suministrado en cápsulas) en enfermos con esclerosis múltiple. “La espasticidad objetiva, la que se puede medir, no cambiaba. Sin embargo la subjetiva, sí: los enfermos decían sentirse mejor y dormían mejor durante la noche” explica Claude Vaney.

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Aquellos que consultan al neurólogo de 63 años no son solo enfermos de esclerosis múltiple -una patología incurable que afecta a cerca de 8 000 personas en Suiza-, sino también personas que sufren de traumatismos medulares (a causa de un accidente automovilístico o de una caída), de fibromialgia, o de fuertes migrañas. “Les digo que comiencen con pequeñas dosis, incluso en presencia de otras personas, y ver cómo resulta. Siempre insisto en que la mariguana alivia los dolores pero no cura la enfermedad”.

El médico, nacido en Lausana, no se hace ilusiones. La mariguana no es una panacea universal. Según su experiencia tiene un efecto benéfico en el 30 o 40% de los casos. “Su potencial, sin embargo, está lejos de ser conocido”, subraya. Los crecientes conocimientos sobre la absorción del THC y de otros cannabinoides por el cuerpo humano llevarán tal vez a descubrir potencialidades terapéuticas inimaginables”, afirma.

El profesor Rudolf Brenneisen se dedicó a estudiar las plantas psicotrópicas y los principios activos del cannabis. Jefe del Grupo de trabajo suizo sobre los cannabinoides en medicina , el otrora experto del Laboratorio de Narcóticos de las Naciones Unidas afirma que la planta tiene todavía mucho que ofrecer. “No se conoce otra planta con sus potencialidades”, asegura.
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Como el cultivador y el farmacéutico, también el doctor Claude Vaney debe contar con una autorización especial de la OFSP. Según las leyes, debe asumir la total responsabilidad al prescribir el cannabis.

El número de médicos que lo recetan aumenta (350 en los primeros cinco meses del 2015 contra 250 en el mismo periodo de 2014), pero siguen siendo “una minoría”, subraya Gert Printzen, miembro del comité central de la  Federación de Médicos Suizos . El empleo del cannabis bajo determinadas condiciones no está en discusión y se dispone de excelentes publicaciones científicas sobre el tema, escribe en su respuesta a SWI swissinfo.ch.

Las reticencias, observa Claude Vaney, están, en cambio, en la opinión pública y el mundo político. Cuando se habla del empleo terapéutico de la mariguana, la cuestión política entra siempre en juego, constata y agrega que no se puede asociar droga y medicamento.
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Una diferenciación que no es absolutamente clara para  Andrea Geissbühler, joven policía y diputada nacional de la Unión Democrática de Centro (derecha conservadora). “La mariguana sigue siendo una droga y el riesgo del abuso es alto. Generalizar la distribución del medicamento constituye un paso hacia la legalización”, sostiene.

Es una sustancia con efectos terapéuticos y vale la pena probar, insiste el doctor Claude Vaney. Los pacientes no buscan los efectos psicotrópicos, simplemente la relajación, un sentimiento de bienestar, señala.
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El paciente

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Monika Koella tiene dolores en todo el cuerpo. En la espalda, el cuello, las articulaciones, el abdomen. Le falta una parte del intestino y un neuroestimulador injertado bajo la piel le envía al cerebro constantes impulsos eléctricos. A pesar de cerca de cuarenta intervenciones quirúrgicas e innumerables análisis, esta mujer de 58 años no puede ponerle un nombre a su enfermedad.

Los doctores no han logrado precisar un diagnóstico, nos confiesa en su vivienda en Berna. La única certitud: los dolores crónicos que padece desde hace más de treinta años.
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Para calmar los dolores ha probado de todo. Desde los analgésicos, con dosis siempre más fuertes, hasta los opiáceos y tratamientos alternativos. Todo en vano. Ocasionalmente el alivio inicial cesaba pero los efectos colaterales se hacían siempre más insoportables.

Un día una amiga le mostró un folleto. “Describía el Dronabinol, un medicamento producido a base de mariguana. Me pareció interesante y quise probarlo”. A tres años de ese momento, el cannabis es su “tabla de salvación”, comenta. Continúa con su coctel diario de siete medicamentos. No puede hacer menos. Pero desde el momento en que descubrió las gotas de Manfred Fankhauser, el químico de Langnau, ha reducido el consumo de opiáceos y somníferos.
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Doce gotas por día, normalmente a la tardecita, no son suficientes y Monika Koella quisiera aumentar la dosis. No para incrementar el efecto, sino para distribuir las gotas durante toda la jornada y asegurar así una cierta dosis permanente del THC en la sangre.

Pero cada gota es preciosa. Su botellita que le dura menos de dos meses, cuesta casi 900 francos. Un gasto cuyo reembolso, cubierto por su seguro médico, teme le sea interrumpido ya que la aseguradora tendría el derecho de suspenderlo.

Cerca de la mitad de las solicitudes a los seguros médicos desemboca en una decisión positiva, indica la OFSP. Para la diputada de los Verdes Liberales Margit Kessler, no es suficiente. La presidenta de la Federación Suiza de Pacientes  aspiraría a un reconocimiento automático y facilitado de los medicamentos naturales elaborados en base a la mariguana. El procedimiento de autorización es complicado y el precio de los remedios es muy elevado, escribe en una moción parlamentaria. En el sistema actual, observa, muchos pacientes afectados de dolores crónicos prefieren tratarse ilegalmente. A inicios de junio, una amplia mayoría de la Cámara baja del Parlamento aceptó su propuesta e incluso el Gobierno se pronunció en favor de un estudio “para clarificar las cuestiones científicas, metodológicas y legales del empleo de las flores de la mariguana”.

Mientras espera, Monika Koella, prefiere dosificar sus gotas. A veces, incluso, el Dronabinol no le hace efecto. Pero vivir sin su botellita “milagrosa” sería inimaginable. “Me ha restituido una parte de mi vida”, afirma.

Definir la mariguana como “la aspirina del siglo XXI”, tal como lo sugieren algunos, es excesivo, sentencia Manfred Fankhauser. “Para casi todos los síntomas para los que se utiliza existen otros medicamentos efectivos”.
No obstante, el farmacéutico desearía que el paciente pudiera acceder a la mariguana antes y no como último recurso.

"Es solo cuestión de tiempo para que la mariguana vuelva definitivamente a las farmacias", afirma con convicción el profesor Rudolf Brenneisen. “Basta mirar lo que pasa en diversos estados norteamericanos o en Uruguay”. Con una mirada optimista el doctor Claude Vaney prevé que dentro de 5 a10 años su uso amplio se difundirá en Suiza. “Sin duda, la venta libre del cannabis con fines terapéuticos podría ayudar a vivir mejor”.






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Autor: Luigi Jorio

Fotografía: Thomas Kern

Video: Carlo Pisani

Producción: Giuseppe Ciliberto

@SWI swissinfo.ch
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Un día aburrido

Un breve paseo con el perro. Para Monika Koella es el único entretenimiento fuera de casa.

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Monika empezó a tomar el Dronabinol, un medicamento a base de cannabis, desde 2012. No por ello pudo renunciar al resto de su coctel cotidiano de fármacos.

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Todo comenzó con una simple cefalea y dolores en las articulaciones, recuerda Monika.

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Monika Koella: "Cuando todavía trabajaba pasaba más tiempo en la ambulancia que en el autobús".

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Buena parte del trabajo doméstico recae en Roland, el marido de Monika.

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Cocinar es a veces una actividad muy fatigante para Monika.

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En la cama en compañia de su perro. Aquí pasa Monika gran parte del día.

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Antes de que la enfermedad la postrara, Monika trabajaba como empleada en un banco.

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Monika Koella:
"Los problemas estomacales
se deben tal vez a los medicamentos".

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Monika Koella: "Mi médico me dijo que tengo una artrosis en las cervicales de una mujer de 80 años, pero apenas tengo 40".

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Recuerdos de una vida que quedó atrás.

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Monika Koella: "Mi día es muy aburrido".

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Tiempo de cosecha

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Gotas de cannabis

El cannabis contiene cerca de 5% del THC (tetrahidrocannabinol), la sustancia psicotrópica de la planta con efectos terapéuticos.

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La flores del cánamo son limpiadas de hojas y ramas.
Una tarea minuciosa que se hace a mano.

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Al término de la limpieza y el secado, la cosecha inicial de 150 kg de cáñamo en bruto se redujo casi tres cuartas partes.

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Cerca de 40 kg de flores de cannabis son conservadas en una cámara fría.

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Las flores de cannabis son sumergidas en una solución con alcohol al 70%.

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Para extraer el THC y otros cannabinoidis, la solución se mezcla a temperatura ambiente durante al menos media hora para luego ser filtrada.

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El procedimiento se repite dos o tres veces.

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El propósito es obtener una solución con 10 mg de THC por mililitro.

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Con cerca de 40 kg de flores de cannabis, el químico obtiene unos 120 litros de tintura.

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Todas las etapas de la producción siguen un estándar y cada dato es registrado.

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La tintura de cannabis será vendida en farmacia.

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