500 años de la Reforma
V Centenario de la ReformaSuiza, la otra cuna del protestantismo
Historia
Historia de la Reforma y del protestantismo en Suiza
Suiza en el corazón de la Reforma
Suiza en el corazón de la Reforma
Cuando el fraile alemán Martín Lutero publicó, en 1517, sus 95 tesis contra el tráfico de indulgencias, hacía ya tiempo que toda Europa anhelaba una profunda renovación. Eran muchas las voces que se alzaban reclamando una reforma de la Iglesia católica. El Renacimiento y la invención de la imprenta moderna, con sus caracteres móviles, contribuyeron a la circulación de nuevas ideas. Además, los descubrimientos geográficos estaban cambiando la percepción del mundo.
Terreno fértil
Terreno fértil
La figura central de la Reforma en Zúrich fue el párroco Ulrich Zwingli, originario del cantón de San Gallen, que llegó en 1519 a las orillas del Limmat. En pocos años la iglesia de la ciudad se reformó completamente y en 1525 la misa católica quedó oficialmente abolida en Zúrich. Asimismo, Zwingli, antes que Lutero, tradujo también la Biblia al alemán.
Ruptura con Lutero
Ruptura con Lutero
La ruptura con Lutero tuvo importantes consecuencias para la Reforma en Suiza. Tras perder la referencia alemana, la iglesia fundada por Zwingli intensificó sus contactos con Ginebra, donde la actividad reformista estaba siendo impulsada sobre todo por Calvino. En 1566 ambas Iglesias llegarían a un acuerdo doctrinal (la Confesión helvética posterior) que sancionaba de manera definitiva el papel de Suiza como segundo gran eje de la Reforma, un eje alternativo al luterano.
Roma protestante
Roma protestante
En la segunda mitad del siglo XVI acudieron a Ginebra miles de refugiados religiosos procedentes de Francia, Italia y otros países. El calvinismo se extendió enseguida más allá de los límites de la ciudad. La Reforma de corte calvinista se convirtió en mayoritaria en los Países Bajos y Escocia, y en la región alemana del Palatinado fue adoptada como religión de Estado.
En Italia, los habitantes de Vaud, descendientes de un movimiento herético medieval, se unieron al protestantismo calvinista en 1536. Posteriormente serán también calvinistas los hugonotes franceses que a lo largo de las últimas décadas del XVII se vieron obligados a salir de Francia y que desarrollarían sus actividades empresariales y comerciales en distintos países europeos, principalmente en Suiza, Inglaterra y Prusia.
El calvinismo tuvo también un papel preponderante en la revolución inglesa del siglo XVII. Y algunos años después, a bordo de las naves de los colonos británicos, las ideas religiosas desarrolladas en Ginebra alcanzarían el Nuevo Mundo, donde contribuirán de manera determinante a la construcción de la identidad norteamericana.
Conflictos y mediaciones
Conflictos y mediaciones
Las denominadas guerras de Kappel, entre la coalición de cantones protestantes dirigidos por Zúrich y los cantones católicos de la Suiza central, fueron las primeras guerras de religión europeas. En este caso, las armas resultaron favorables a los católicos y Zwingli murió durante la Segunda Guerra de Kappel, en 1531. Este desenlace fijó las fronteras religiosas en los territorios que ya formaban parte de la Confederación y a partir de entonces el protestantismo solo se extendería por las armas a los territorios saboyanos conquistados por el cantón de Berna (país de Vaud).
La tensión y las mutuas incomprensiones siguieron vivas durante siglos. No obstante, existen también ejemplos de resolución de conflictos de manera relativamente pacífica: Appenzell Rodas Interiores, católica, y Appenzell Rodas Exteriores, protestante, se separaron amistosamente en 1597, sin derramamiento de sangre.
Reforma e identidad suiza
Reforma e identidad suiza
Por otra parte, los intereses comunes de los confederados terminaron frecuentemente imponiéndose sobre los conflictos religiosos. Más aún teniendo en cuenta que las fronteras confesionales no se corresponden exactamente con las fronteras lingüísticas y políticas. Por ejemplo, durante la guerra civil del Sonderbund de 1847, la división entre liberales y conservadores no se extendió más que parcialmente a lo largo de la línea de división religiosa y no se correspondió en absoluto con las fronteras lingüísticas.
La ética protestante contribuyó de manera significativa a dar forma a la identidad de Suiza. Sin embargo, durante el siglo XX, debido a la secularización y a la inmigración procedente de los países del sur de Europa, el protestantismo perdió su primacía demográfica en la mayoría de los cantones suizos tradicionalmente reformados. Hoy en día los protestantes tienen la mayoría absoluta solamente en el cantón de Berna, aunque mantienen la más importante proporción numérica en los cantones de Appenzell Rodas Exteriores y Turgovia.
VídeoGinebra celebra el protestantismo en piedra
La construcción del Monumento Internacional de la Reforma –conocido también como Muro de los Reformadores- se inició en 1908 y no se terminó hasta 1917 por dificultades debidas a la Primera Guerra Mundial. Esta obra, que fue financiada por fondos privados y públicos recaudados en Suiza y los grandes países protestantes, conmemora los grandes momentos de la historia de la Reforma.
Hoy día, este monumento sigue siendo, junto al famoso chorro de agua, el símbolo más conocido de Ginebra.
VídeoMuseo Internacional de la Reforma
El MIR ha sido galardonado con el Premio del Museo 2007 que concede el Consejo de Europa. Desde 1977 esta distinción recompensa cada año a las instituciones que aportan una contribución importante al conocimiento del patrimonio cultural europeo.
Paisaje religioso
Variado paisaje religioso suizo
“La fe es una visión de las cosas que no se ven”Juan Calvino, teólogo protestante
Durante siglos esta situación no se va a modificar. En virtud del principio “cuius regio, ejus regio” los cantones no cambiarán de religión. Además, los movimientos populares siguen siendo débiles en una sociedad que aún es mayoritariamente rural.
Pero la situación comienza a evolucionar desde mediados del siglo XIX. La instauración del Estado Federal (1848) permite a los ciudadanos establecerse libremente en cualquier lugar del país. Además, el auge de la industria atrae mano de obra proveniente de cantones rurales –a menudo católicos- hacia cantones urbanos más industrializados –generalmente protestantes.
Durante la segunda mitad del siglo XX este cambio se acelera. El movimiento de secularización de la sociedad, perceptible en cualquier lugar de Occidente, así como la inmigración en masa, procedente sobre todo de la Europa del sur católica, modifican el paisaje religioso.
Hoy Suiza ya no es un país de mayoría protestante. Actualmente, los católicos son los más numerosos, las religiones de fuera de Europa son cada vez más visibles y el porcentaje de personas que se declaran sin religión –fenómeno anteriormente casi inconcebible- no ha sido nunca tan alto. En resumen, en materia de religión la época se caracteriza sobre todo por su diversidad.
Todas las religiones conviven en Suiza
Fuente de riqueza
El protestantismo como fuente de riqueza
La Reforma, ¿motor del desarrollo económico?
La Reforma, ¿motor del desarrollo económico?
“En la plaza principal, bellas y confortables viviendas sorprenden nuestra mirada y alrededor, en las calles vecinas, se ven casas esmirriadas en las que reina la pobreza e incluso la miseria”, escribía en 1862 el notario y alpinista ginebrino Jean-Louis Binet-Hentsch en una de las primeras guías turísticas consagradas al Val Poschiavo, en el cantón de los Grisones. Y continuaba: “Nunca el contraste tan frecuentemente comentado y descrito entre las poblaciones protestante y católica en regiones mixtas es más sensible que aquí”.
Distancia económica
Distancia económica
La fuga de población protestante de una región a otra, como los hugonotes franceses a Suiza, Países Bajos y Prusia, los reformados de Lugano hacia Zúrich o los menonitas hacia América del Norte, supuso también un traspaso de competencias comerciales y productivas a los países de acogida, favoreciendo así su crecimiento económico.
Volviendo al caso suizo, una prueba clara de la diferencia de dinamismo económico entre regiones protestantes y católicas la proporciona el cantón de Appenzell, que se dividió en 1597 en una parte católica (Appenzell Rodas Interiores) y otra reformada (Appenzell Rodas Exteriores). Mientras que entre 1530 y 1730 la población de la parte católica aumentó solo en un 30% -según ha recordado recientemente el historiador y ex diputado Jo Lang en el diario ‘Tages Anzeiger’- la parte protestante multiplicó su población por seis, convirtiéndose, gracias al desarrollo de la industria textil, en una de las regiones más densamente pobladas de Europa.
Las tesis de Max Weber
Las tesis de Max Weber
El sociólogo alemán identificaba en ciertos conceptos elaborados por el protestantismo las bases éticas que habrían favorecido el desarrollo de la economía capitalista. Por un lado, el concepto de ‘profesión’ inventado por Martín Lutero y retomado por las otras corrientes del protestantismo, que veían en el trabajo una tarea asignada por Dios (en alemán, la palabra ‘Beruf’ significa tanto profesión como vocación). Por otro lado, la relación ‘ascética’ de Juan Calvino con la riqueza, considerada aceptable solo en la medida en que no se gastara en lujo y deleite del mundo, sino reinvirtiéndose en la empresa.
La intención de Weber no era establecer relaciones inequívocas de causa y efecto entre la Reforma y el capitalismo, como a veces se ha sugerido al querer divulgar sus tesis, sino identificar analogías entre pensamiento religioso y ‘espíritu del capitalismo’. Él mismo admitía que la evolución histórica de un sistema económico era el resultado de una interacción compleja entre diferentes factores.
El capitalismo antes de la Reforma
El capitalismo antes de la Reforma
En un mapa de la Europa de hoy podemos observar además que algunas de las regiones más dinámicas y económicamente avanzadas son tradicionalmente católicas: Baviera y algunas regiones de Baden-Wurtemberg, Lombardía, Irlanda, o teniendo en cuenta solo Suiza, los cantones de Zug y Schwyz.
Otros autores, si bien reconocen una cierta ventaja competitiva a las regiones protestantes, lo achacan a un mejor grado de formación en lugar de vincularlo a la ética protestante. La idea del sacerdocio universal y, por lo tanto, de la necesidad de que todos los fieles (incluidas las mujeres) conocieran y leyeran la Biblia, habría conducido a una alfabetización rápida de las regiones que se habían adherido a la Reforma. Y esto habría favorecido una mejor circulación del conocimiento.
Entre los críticos más destacados de las tesis de Weber se halla el historiador suizo Herbert Lüthy (1918-2002), autor de un gran estudio sobre la banca protestante en Francia entre 1685 y 1794. Si bien reconoce la importancia de las tesis de Weber, se muestra escéptico en cuanto a las generalizaciones del sociólogo, que no siempre estaban respaldadas por las fuentes. Advertía también que las premisas de la economía capitalista se habían establecido ya entre el final de la Edad Media y el Renacimiento.
El freno de la Contrarreforma
El freno de la Contrarreforma
Volviendo al caso suizo, si la industrialización afecta primero a las regiones protestantes, cantones tradicionalmente católicos como Zug y Solothurn experimentan también un rápido crecimiento industrial desde mediados del siglo XIX. El impulso y el capital proceden generalmente de empresarios protestantes, pero es la nueva clase dirigente católica, de corte liberal, la que permite que estas iniciativas arraiguen.
"La aversión del clero a la industria podría haber impedido la industrialización protestante si esta no hubiera sido respaldada por los católicos liberales", escribe Jo Lang acerca de la industrialización en el cantón de Zug.
Las transformaciones culturales y políticas que tuvieron lugar en el Siglo de las Luces y la Revolución Francesa abrieron espacios mucho más amplios que la Reforma para la modernización económica del mundo.
Eldorado de los evangélicos
Estados Unidos, Eldorado de los evangélicos
Los ‘Hermanos suizos’
Los ‘Hermanos suizos’
Aunque la aldea suiza de ‘Schlaate’ no pueda encontrarse hoy en ningún mapa, los hechos que tuvieron allí lugar durante un día de invierno de hace casi 500 años han tenido importantes consecuencias, tanto para Europa como para la religión en EE.UU.
No obstante, sigue utilizándose el nombre de Schlaate para designar en dialecto local el pueblo de Schleitheim, situado en el cantón de Schaffhousen. Sus viejas casas con entramados de madera invitan a pensar que fue en alguna de ellas donde Michael Sattler se reunió con los miembros de los ‘Hermanos suizos’ el 24 de febrero de 1527 para redactar los artículos de la Confesión de Schleitheim.
Pero las más antiguas de estas viviendas, bien conservadas y bordeadas por hermosos jardines, fueron construidas dos o tres siglos más tarde. Todo lo que queda de aquella crucial reunión del siglo XVI es un viejo ejemplar impreso de la Confesión, fechado alrededor de 1550 y que puede contemplarse en el museo de la localidad.
Los “Hermanos” formaban parte del movimiento anabaptista que había nacido solo dos años antes, cuando un grupo de jóvenes radicales seguidores de la Reforma rompieron con Ulrich Zwingli, acusándole de llegar a acuerdos con las autoridades y exigiéndole que pusiera fin a la santa misa y al bautismo infantil.
La ruptura fue decisiva. El gobierno local, apoyado por Zwingli, tomó medidas para hacer callar a estos ‘anabaptistas’ y poner fin a sus prácticas, llegando incluso a ejecutar a uno de sus dirigentes por negarse a desistir.
Pero en lugar de sofocar el movimiento, la represión tuvo un efecto contrario y probablemente atizó el celo de los adeptos. Según el Diccionario Histórico de Suiza, los siete artículos de la Confesión de Schleitheim alejaron a los anabaptistas suizos “de otras corrientes religiosas y se constituyeron como la primera Iglesia separada del Estado”. Entre los principios a los que se hace referencia en el documento figuran el rechazo del bautismo infantil, la prohibición de jurar y la negativa a portar armas.
Individualismo norteamericano... y religioso
Individualismo norteamericano... y religioso
A diferencia de lo que ocurría entonces en Europa, los habitantes de Pensilvania podían convertirse en ciudadanos de ese estado sin necesidad de prestar juramento. Tampoco tenían obligación de tomar las armas puesto que el estado no disponía de milicia.
Según Donald Kraybill, otro historiador anabaptista, el legado más importante dejado por los anabaptistas en América fue la idea del bautismo de adultos, es decir, el hecho de que unirse a una iglesia es un acto independiente y voluntario.
“Esto refleja el individualismo norteamericano y el énfasis puesto en los derechos individuales de la persona y que la filiación y participación religiosa, e incluso cívica, es una decisión personal. Esta es una idea muy importante”, afirma Kraybill, del Elizabethtown College de Pensilvania.
Sin embargo, ninguno de los dos historiadores pretende exagerar la influencia de los grupos anabaptistas que se instalaron en EE.UU. Como señala Nolt, fueron una parte de la mezcla de comunidades de inmigrantes que contribuyeron a conformar Pensilvania.
Unas 80 000 personas hablaban alemán a principios del siglo XVIII en Pensilvania, lo que representaba casi una tercera parte de la población total. La mayor parte de ellos eran luteranos o miembros de la Iglesia Reformada. Menos del 5% eran menonitas o amish.
Algunos de los derechos reconocidos en Pensilvania durante la época cuáquera quedaron abolidos durante la Revolución de 1776 (por ejemplo, cualquiera que se negara a prestar juramento de lealtad perdía su derecho al voto), pero fueron restablecidos a partir de 1790.
El Antiguo Orden
El Antiguo Orden
El progreso de la tecnología y la implantación de la educación pública abrieron una brecha con el resto de la sociedad, dejándonos la popular imagen de menonitas y amish con sombreros de paja y montados en calesas tiradas por caballos.
“Algunos amish y menonitas han exigido un mayor reconocimiento de la experiencia religiosa individual y han reivindicado una espiritualidad menos limitada por los usos y costumbres populares”, explica Steven Nolt.
“Otros se declaran seguidores del ‘antiguo orden’, de la manera tradicional de vivir, marcada por el escepticismo ante los bienes de consumo y una terca resistencia a adaptar la Iglesia a fórmulas burocráticas”.
Nolt afirma que el antiguo orden amish rechaza, por ejemplo, lo que califica de concepción programática de la iglesia, que, según ellos, se encarna en las escuelas dominicales, las sociedades misioneras y la educación superior.
Las diferencias en el estilo de vida se acentuaron a comienzos del siglo XX, con la generalización de la electricidad y la aparición del teléfono y el automóvil.
Sin embargo, las comunidades amish y menonita, así como otros movimientos cristianos, han hecho siempre bloque contra el Estado para defender sus profundas convicciones pacifistas.
El caballo y la calesa
El caballo y la calesa
Su población prácticamente se ha triplicado en los últimos 25 años y ahora asciende a casi 300 000 miembros solo en EE.UU. Los grupos amish se han extendido por diferentes estados de todo el país, lejos de sus asentamientos originales en Pensilvania, Ohio e Indiana.
Kraybill señala que una familia tiene de media seis o más hijos y que el 85% de los jóvenes eligen permanecer en la comunidad. “Estos dos hechos propician un rápido crecimiento demográfico, aun cuando no practiquen ni el evangelismo ni el proselitismo”.
El experto considera que una parte del éxito de estos grupos reside en su capacidad para “negociar con la modernidad”, utilizando de manera selectiva algunas tecnologías agrícolas, informáticas y empresariales cuando conviene a sus necesidades.
Según Kraybill, esto permite prosperar a los grupos tradicionalistas, conservando al mismo tiempo su típica identidad de Antiguo Orden.
Kraybill considera que hay cerca de 12 000 industrias amish. Sus diferentes productos son famosos por su calidad y valor y por “llevar un nostálgico encanto de la América de los primeros días”.
Pero no es la nostalgia lo que une a amish y menonitas con el pasado. Son los preceptos consignados por los anabaptistas hace 500 años en un pueblo de Suiza.
Autores
Olivier Pauchard (concepto), Andrea Tognina (capítulos 1 y 3), Dale Bechtel (capítulo 4), Duc-Quang Nguyen (gráfico), José Manuel Wolf (traducción)
Fotografía
Keystone (salvo mención)
Producción
Luca Schüpbach, © 2017 swissinfo.ch